En el corazón de Salamanca, dentro del majestuoso templo de San Esteban, se erige un retablo que no solo captura la esencia del lenguaje barroco, sino que también se enmarca como una pieza central en la constelación de maravillas artísticas de la ciudad. Este retablo no es meramente un acompañante de un altar, sino un portal a través del cual se puede explorar la riqueza cultural y espiritual del barroco español.

El retablo mayor de la iglesia de San Esteban, obra maestra de la plástica barroca, se presenta como un espectáculo de arte y devoción. Fue diseñado por José Benito de Churriguera, quien plasmó en esta obra su habilidad para combinar la grandiosidad con el detalle: el retablo es una manifestación palpable de teatralidad y emoción. Las columnas salomónicas, ricamente adornadas, flanquean un monumental manifestador, creando una puesta de escena en la que lo divino irrumpe en la cotidianidad.

La narrativa visual del retablo de San Esteban no solo relata historias sacras; también es un reflejo del alma barroca que busca conmover y elevar espiritualmente al observador.

La narrativa visual del retablo de San Esteban es un reflejo del alma barroca que busca conmover y elevar espiritualmente al observador. El retablo corona la cabecera del templo. Se distingue por seis imponentes columnas salomónicas adornadas con motivos vegetales que estructuran el primer cuerpo. En su núcleo, se erige un tabernáculo diseñado al estilo de un templete, escoltado por columnas retranqueadas a cada lado. Entre estas y las extremas, se alojan dos nichos que albergan las figuras de Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís.

El segundo cuerpo se embellece con una pintura de Claudio Coello, que ilustra el martirio de San Esteban, coronando y centrándose en el drama celestial.

Este retablo se presenta completamente dorado, una rica decoración en sintonía con la praxis del barroco español. Es un altar dedicado a la eucaristía, donde la precisión de los elementos decorativos alcanza su cumbre, realzando volúmenes para resaltar la arquitectura escénica. La interacción de luces y sombras capta nuestra emoción, despertando asombro y admiración, e invitando a los observadores a una experiencia inmersiva y emotiva.

El retablo de San Esteban no está aislado en su magnificencia. Forma parte de una amplia red de obras barrocas que adornan Salamanca, desde la fachada de la Universidad hasta la Clerecía, cada una contribuyendo a un diálogo estético que define la ciudad. En este contexto, el retablo actúa como un punto de conexión, no solo en términos geográficos, sino también en la resonancia estilística y temática con otras obras maestras del barroco.

Así, este retablo se erige no solo como un testimonio de la habilidad artística de José de Churriguera, sino también como un emblema del barroco, un movimiento que es tanto una época como una experiencia.

Visitante, le invitamos a detenerse ante este retablo, no solo para admirar su impresionante ejecución artística, sino para experimentar una inmersión en la profundidad del barroco. Que cada mirada sea un acto de descubrimiento, cada detalle un paso más en un viaje a través de la historia y el espíritu. Este retablo no es simplemente una obra de arte; es una puerta hacia la comprensión de un periodo vibrante y emotivo en la historia del arte.

HORARIO

Todos los días 10 a 14 h - 16 a 20 h

ACCESO

Con entrada

UBICACIÓN

Pl. Concilio de Trento, s/n. 37001

PLAN DE SOSTENIBILIDAD TURÍSTICA DE SALAMANCA

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